Capitulo 1: Fox
El último soldado cayó pesadamente al suelo, con una herida de bláster en el pecho. Fox sonrió funestamente, al tiempo que echaba un vistazo alrededor. Aquel grupo de “agentes para el cumplimiento de las leyes” habría intentado cobrar los impuestos de las granjas de la zona, y al no poder llevarse el suficiente dinero, habrían arrasado todas y cada una de ellas. O eso habría pasado si él no se hubiera interpuesto en su camino.
El último soldado cayó pesadamente al suelo, con una herida de bláster en el pecho. Fox sonrió funestamente, al tiempo que echaba un vistazo alrededor. Aquel grupo de “agentes para el cumplimiento de las leyes” habría intentado cobrar los impuestos de las granjas de la zona, y al no poder llevarse el suficiente dinero, habrían arrasado todas y cada una de ellas. O eso habría pasado si él no se hubiera interpuesto en su camino.
Las cosas eran así desde que, silenciosamente, una serie de seres
se habían hecho con el control de todos los mundos de la zona, algunos por
democracia, otros por coacción, otros desde las sombras, otros por simple
violencia. El equipo Star Fox había intentado derrocar a los más tiranos, pero
al ver que era prácticamente imposible, decidieron proteger a la población del
acoso de los grupos de poder.
Fox miró los cuerpos inertes de sus enemigos. La mayoría iban desarmados, mientras que otros llevaban armas de mano. No parecían, ni mucho menos, soldados, con la posible excepción del capitán, aquel hombre de piel azul con un lanzagranadas. Algunos tenían heridas de láser en el pecho, otros habían muerto bajo fuego amigo, y un puñado de ellos, entre los cuales se incluía el capitán, habían sido reducidos a una pulpa viscosa. Fox sintió nauseas al recordar el momento en el que un soldado se había puesto en el camino del arma de su capitán, justo antes de que éste disparara. Debería estarle agradecido, ya que si no llega a ser por su sacrificio involuntario, probablemente él estaría muerto. Aun así, el olor a carne achicharrada y pelo quemado lo perseguía, y supo que aquella imagen le acompañaría durante el resto de sus días, en forma de malos sueños y recuerdos inoportunos.
Fox miró los cuerpos inertes de sus enemigos. La mayoría iban desarmados, mientras que otros llevaban armas de mano. No parecían, ni mucho menos, soldados, con la posible excepción del capitán, aquel hombre de piel azul con un lanzagranadas. Algunos tenían heridas de láser en el pecho, otros habían muerto bajo fuego amigo, y un puñado de ellos, entre los cuales se incluía el capitán, habían sido reducidos a una pulpa viscosa. Fox sintió nauseas al recordar el momento en el que un soldado se había puesto en el camino del arma de su capitán, justo antes de que éste disparara. Debería estarle agradecido, ya que si no llega a ser por su sacrificio involuntario, probablemente él estaría muerto. Aun así, el olor a carne achicharrada y pelo quemado lo perseguía, y supo que aquella imagen le acompañaría durante el resto de sus días, en forma de malos sueños y recuerdos inoportunos.
No era su estilo. Ellos siempre se habían defendido en el aire, en
su nave espacial, contra enemigos tan formidables como ellos. No en tierra, con
las botas manchadas de sangre y barro, contra personas normales, ciudadanos de
a pie que se habían visto obligados a alistarse en el ejército al quedarse sin
posibilidades en otros campos. Pero aun así, no podían permitirse el lujo de
dejarles llegar a sus objetivos, porque el daño que ocasionarían sería tal que
era preferible dejarles morir.
Fox sacudió la cabeza, rechazando estos pensamientos, a la par que
sacaba su intercomunicador. Debería ir a las granjas a advertirles para futuras
incursiones del ejército, pero no se encontraba en el estado mental adecuado
como para enfrentarse a una serie de escépticos granjeros. Aquel planeta no
estaba, ni de lejos, tan desarrollado como otros, y eso se notaba en su población.
-¿Me recibís? Aquí Fox.
-Si, si, te oigo. ¿Por qué has tardado tanto? –Le reprochó Falco. Era buen amigo y mejor compañero, pero en aquel momento, todas sus palabras le irritaban hasta puntos inimaginables. Aun así, Fox tomó aire y continuó
-Si, si, te oigo. ¿Por qué has tardado tanto? –Le reprochó Falco. Era buen amigo y mejor compañero, pero en aquel momento, todas sus palabras le irritaban hasta puntos inimaginables. Aun así, Fox tomó aire y continuó
-He tenido que buscarlos, como iban a pie, se movían muy
rápidamente y…
-Vale, vale, lo entiendo. –Interrumpió su interlocutor.- Nosotros
hemos ido a buscar posibles aliados, pero por el momento nada.
-¿Venís a buscarme, o me quedo aquí a dormir?
-No es seguro, y tú deberías saberlo, imbécil. –Aunque el tono era
cariñoso, era más de lo que Fox podía soportar. –Estaremos allí dentro de una
hora.
Un “bip” en el intercomunicador indicó que la comunicación había llegado a su fin. Fox lanzó el aparato al suelo, y le gritó a su compañero, aun sabiendo que no podría oírlo. Tras esto, respiró hondo, recuperó el artefacto, y tras deliberar un par de segundos, se encaminó a la granja más cercana. Si el granjero le creía, podría hacer que la noticia corriera como la pólvora, y su trabajo sería mucho más sencillo. Así que se puso en pié, y echó a andar.
Un “bip” en el intercomunicador indicó que la comunicación había llegado a su fin. Fox lanzó el aparato al suelo, y le gritó a su compañero, aun sabiendo que no podría oírlo. Tras esto, respiró hondo, recuperó el artefacto, y tras deliberar un par de segundos, se encaminó a la granja más cercana. Si el granjero le creía, podría hacer que la noticia corriera como la pólvora, y su trabajo sería mucho más sencillo. Así que se puso en pié, y echó a andar.
Tras un par de minutos de marcha, notó cómo el vello de su nuca se
erizaba. Se giró rápidamente, buscando su bláster con la mano derecha, al
tiempo que, con la izquierda, improvisaba una guardia. Solía hacer esto, en
cualquier lugar que se encontrara, si notaba una presencia a su espalda. Había
sido atacado las suficientes veces para que le dieran igual las miradas
reprobatorias de todo aquel que se encontrara a su alrededor.
No era un amigo. Era un ser, hecho de vacío puro, que ya se había encontrado dos veces antes. En esas ocasiones, él estaba descansado, y de buen humor, y aún así había tenido que escapar a toda velocidad tras un breve intercambio de golpes, gracias a sus compañeros, que tan lejos estaban ahora. Fox tomó un aire confiado, intentando que no se notase su miedo. Lo que menos le convenía era que su rival le atacara con todo lo que tenía.
-¿Qué haces tú aquí? –Preguntó. Estaba listo para la lucha, aunque no estaba seguro de poder ganar.
No oyó ninguna respuesta. Simplemente, su enemigo avanzaba hacia él, sin variar de expresión.
Fox gritó, y corrió hacia él. Lanzó un disparo, que su rival esquivó sin mayor problema, lanzó un puñetazo, esquivó un golpe bajo, saltó sobre su enemigo, recibió un golpe en la cabeza, cayó al suelo, y vio, impotente, como todo su mundo se desvanecía.
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Ésta es una historia muy importante para mí. Fue lo primero que escribí para otras personas, en aquel lejano foro de Otaku Kakumei, en mis tiempos de viciada máxima al Brawl. Evidentemente, he cambiado el transfondo (ahora es todo más oscuro, aunque lo vais a notar mejor en otros capítulos) y la forma de escribir. Aun así, no deja de tener ese "aire" que me gustaba de la historia desde un primer momento.
Agur!
Mola mucho! Sigue porque me he quedado con la curiosidad ewe
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